lunes, 28 de marzo de 2011

Charla en Obsur


Este domingo nos invitaron a dar una charla y compartir nuestra experiencia del viaje en Obsur. Que suerte porque cuanto más la compartimos más tiene sentido para nosotros y hacemos protagonistas a otros. Algunos me comentaban que nuestras vivencias les trajeron energía nueva, esperanzas, ojalá que sirva para que  muchos se animen a más de estas locuras.


Quería compartir algunas de las frases o reflexiones que  me surgieron al intentar resumir 8 meses y medio en poco más de 1 hora...


Como surgió el viaje

"No dejes que tus sueños sean solo sueños"

"Es hora de encontrar mi lugar en el mundo, al menos un lugar donde sienta que lo dejo todo por los que más lo necesitan, que lo hago con pasión y como comunidad, desde un mismo lugar y no como prestando asistencia. Busco una vida libre, no donde pueda hacer lo que quiera sino que donde no haya ataduras que me impidan nunca estar donde otros me necesitan, y sobre todo donde Dios me necesita. Por eso creo en la radicalidad de este viaje, de dejar trabajo, sueldo, apartamento, y todas las comodidades de una vida segura pero al final incoherente"


La calidez de los recibimientos


"La preocupación por que el otro esté bien, con la gratuidad de no pedirnos nada y darnos todo,  la gente que conoce en profundidad la realidad del migrante, nos recibe como hermanos"


Valorar el encuentro


"Las alegrías de andar sin ataduras. Una de las cosas más increíbles es, al tener poco, valorar cada encuentro, cada momento, cada regalo, cada comida como el mejor o las mejor de todas."

"Momentos distintos en los que ha prevalecido la experiencia de la paciencia. Se trata de una experiencia del momento que nos hace desear quedar allí y vivir el momento en plenitud, momentos en que rige el tiempo de Dios."


El acompañamiento desde casa

"... desde las comunidades, desde el saber que nos acompañaban y que nuestros relatos hacían despertar cosas dormidas en otros. Somos dos pero llevamos la historia de muchos más. Esperemos que tenga espacio para tantos y tantas."

La riqueza del encuentro

"Somos las personas más ricas cuando dejamos todo para estar donde queremos y encontrarnos con los que más nos esperan" (Nacho)

Lugares turísticos esconden otras realidades

"Desde las realidades mas sumergidas de esos lugares que solo muestran la cara más linda a los turistas, en la simpleza de compartir unos mates con el sereno de un establo"

Salir al encuentro aun contra las dificultades

"Sobre todo en el Caín donde hacía un frío terrible, fue un gran desafío poder salir del calor a encontrarse con los vecinos. Encontramos impulso para salir de nuestra comodidad a pesar del frio, en la gente de estos pueblitos que tienden a desaparecer porque ya no hay futuro para los que quieren estudiar, pero que aún conserva tanta sabiduría que ojala nos siga enseñando a compartir"

Dificultades

"La soledad de la itinerancia (cuando muchos quedan atrás y nos encontramos solos en el camino), las despedidas y los cambios, el choque cultural, la violencia de los niños. Nos ayudaban mucho los lugares donde nos sentimos en casa nuevamente. Y por supuesto…

La entrega de tantos
"Son la felicidad de esos niños, convencidos de que simplemente, y siendo tan simple me cuesta creer que sea olvidado, cada vida vale el riesgo y la entrega a fondo. Cada entrega y cada experiencia confirman que es posible y que va por ahí la vida “evangélica”.  Ese Espíritu que mantiene una llama que se enciende en cada reencuentro. Son esos reencuentros los que más nos impulsan a generar más encuentros y nos llenan de vida y fuerzas para seguir este camino."

martes, 22 de marzo de 2011

Un año después

Recuerdo cada detalle de aquel 22 de marzo de 2010. Recuerdo el madrugón, la ida a Tres Cruces y la gente que nos acompañó a las 6 de la mañana. Recuerdo el cruce en barco a Buenos Aires y el traslado en taxi del puerto a la terminal de Retiro. Recuerdo el almuerzo en la terminal y los mensajes de texto a Wilson coordinando nuestra llegada a General Lavalle. Recuerdo nuestra caminata por algunas calles de Buenos Aires y cómo perdimos el ómnibus a San Clemente por tener mal la hora en mi reloj. Recuerdo la espera del próximo ómnibus, el viaje hasta San Clemente y el recibimiento de Wilson, junto a Christian y Renato, el chofer. Recuerdo que paramos un minuto en la playa de San Clemente para sacarnos fotos y luego seguimos a General Lavalle. Recuerdo la llegada a la parroquia, el instalarnos en nuestros cuartos y los mensajes a la familia para avisar que llegamos bien.

Y recuerdo los sentimientos que me acompañaron ese día. La alegría y el “no lo puedo creer” de dar finalmente ese gran paso, de concretar un sueño que mientras se gestaba parecía tan lejano. La angustia de la despedida, que ni quise expresar en los abrazos para no quebrarme (aunque ya me había quebrado varias veces los días anteriores). La incertidumbre de lanzarme a algo que no sabía a qué me iba a llevar ni cómo lo iba a vivir; pero también la certeza de que era el paso que quería dar. Y recuerdo una sensación generalizada como de estar flotando, de no estar centrada o arraigada en ningún lado, de vivir algo en lo que nada me resultaba familiar.

Un año después lo vivido me parece asombroso. Haberme animado a partir; haber continuado pese a algunos rumbos perdidos, algunos desencuentros y otros sufrimientos; haber concluido el viaje juntos 8 meses y medio después… todo me parece increíble.

Un año después el desafío es recuperar lo vivido en lo que me provocó, asombró, sedujo y cuestionó, para hacerlo carne en el hoy y ahora. Un hoy y ahora que también es opción mía; ese elegir estar acá en Montevideo, viviendo con mis compañeras, aceptando el desafío de un nuevo trabajo. Un hoy y ahora en el que voy intentando hacer presencia el aprendizaje del viaje en las opciones ya tomadas, y en el que voy buscando nuevos caminos y golpeando nuevas y viejas puertas. Porque así como Dios me acompañó y cuidó durante todo el viaje, también me llamó a la puerta varias veces y aun me sigue llamando. Queda entonces terminar de abrir esa puerta, invitarlo a entrar y aceptar el llamado que con insistencia viene haciendo.

Un año después vale decir nuevamente GRACIAS. Gracias a los que acompañaron el sueño y se entusiasmaron con nosotros, y a aquellos que nos cuestionaron ayudándonos a clarificar nuestras búsquedas. Gracias todos los que encontramos en el camino, por abrirnos las puertas de sus casas y corazones, invitándonos a experimentar la gratuidad y el encuentro con ese Jesús que habita en cada uno de ustedes. Gracias a los que nos acompañan en este aterrizaje que es parte de otro viaje pero con el mismo deseo de vivir radicalmente el Evangelio. Gracias a Erik por compartir la locura de este sueño, por la búsqueda permanente e insistente de un viaje que respondiera a nuestros deseos, por caminar conmigo aun cuando mi andar era más lento, y por seguir apostando a una vida al estilo de Jesús.

lunes, 7 de febrero de 2011

Cumpleaños



Dicen que celebrar un cumpleaños es celebrar la vida. Creemos que es así. Más cuando esa vida viene cargada de un año movidito, lleno de lugares y experiencias nuevas y, sobre todo, lleno de encuentros. Y más, quizás, porque se trata de celebrar un número redondo, aunque eso no diga nada pero a la vez diga mucho.




El 27 y 29 de enero, Erik y Male respectivamente, cumplimos 30 años. Ambos, Erik y Male, durante el 2010 emprendimos un vuelo por varios rincones de nuestra patria grande dejando un poco de nuestra vida y empapándonos de muchas otras vidas. Pucha entonces si no habrá motivos para celebrar. Y como celebrar implica celebrarlo con otros, así lo hicimos, un poco a la manera en la que vivimos el viaje, en la sencillez, disfrutando los pequeños encuentros, en contacto con el lugar y su naturaleza. 


También festejamos junto a otro amigo, Fernando alias Salchicha, que cumplió 40. Son cambios de época, momentos de crisis dicen por ahi, que nuestras crisis más que preocuparnos por la edad, nos enseñen a librarnos de todo lo que no es esencial para sencillamente encontrarnos con los demás.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Historias de lucha - Jorgelina


Durante el viaje conocimos muchas personas increíbles que nos contaron sus historias, muchas de ellas historias muy duras, llenas de luchas y sufrimientos, historias que quizás no tienen un final feliz. En estos días he estado re-leyendo el diario del viaje y re-descubriendo esas historias que no quiero guardarme solo para mí y por eso voy a compartirlas. No se cuantas van a ser pero estoy seguro de que cada una de ellas vale la pena.

La primera de estas historias es la de Jorgelina, una mujer de Neuquén que conocí durante una reunión de un grupo de mujeres, que se juntaron para solicitar un micro-crédito. A esas reuniones acompañaba a Gloria, una de las teresianas que nos alojaron en Neuquén, y cualquiera de las historias que contaban esas mujeres dolía fuerte. Yo pensaba que si fuera mi responsabilidad otorgar los créditos, seguramente "El Banquito" saldría perdiendo porque me desarmaban en un segundo.

Jorgelina, una mujer mucho más joven de lo que aparentaba, vivió mucho tiempo en un lugar cerca de Junín. Nunca conoció a su familia verdadera, solo sabe que cuando era apenas bebé fue abandonada en la cordillera, en el medio del campo donde no había ni pan para comer. Donde el calzado era de cuero de caballo y las medias eran trapos. Donde para hacer "el surtido" del mes (que era leche, harina, aceite y azúcar), tenían que andar 1 semana a caballo y otra para volver.

Contaba que de muy chica la obligaban a trabajar cuidando cabras, que siempre la aterrorizaron por que eran mucho más altas que ella, y encima soportando el frío y la nieve que la tapaba por completo. Ella recuerda sus 9 años de infancia ahí, como si fuera ayer. A pesar de haber pasado tantos años, se nota en su mirada que el recuerdo le provoca una gran tristeza y pide para que la ayuda vaya al campo antes que a la ciudad. Increíble, pienso yo, a pesar de tener tan poco se acuerda de los que tienen aun menos, no puedo dejar de admirarla. Y mientras nos abre sus heridas, ella se emociona y yo apenas evito que salten las lágrimas.

Recién a los 33 años Jorgelina conoció a su mamá biológica, aquella que la abandonó en tan malas condiciones. Al parecer la policía fue a buscarla porque habían detenido a su mamá en la comisaria de Centenario. Y enseguida ella se la llevó a su casa, la bañó, la llevó al médico y le dijo: "Dame tiempo para quererte, porque yo te cuido pero no tengo amor de madre para ti aun". 

La historia no termina del todo feliz, porque su madre a los pocos días se fue de la casa, abandonándola una vez más y Jorgelina nunca supo bien por qué. En el fondo su herida no cerró pero su amor por ella a pesar de todo creció. Para mi ella es una mujer santa, con un inmenso don para perdonar y fue de los momentos más intensos donde sentí que Jesús me hablaba.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Eso que SOY

Se va terminando el año y yo (re) comienzo a escribir. El aterrizaje, que en los primeros días me costó mucho y que aun sigue siendo, me bloqueó las palabras, me quitó el entusiasmo de dejar por escrito sentires y pesares. Pero la Navidad me renovó, me volvió a anunciar una buena noticia y me llenó de ganas de seguir caminando, de seguir compartiendo y de seguir soñando.

Aun no sé cuáles serán los caminos por los que transitaré el año próximo. No sé en qué trabajaré, qué lugares frecuentaré, qué personas encontraré. Puedo insinuar algunas cosas, pero de otras no tengo la más mínima idea. De algún modo, salvando las diferencias, el comienzo del 2011 se asemeja al del 2010, año en el que comenzaba una peregrinación que no sabía por donde me llevaría. Y es lo vivido en este año lo que me hace pararme de un modo distinto en el comienzo del próximo.

Me siento igual pero me siento distinta. Dicho de mejor modo, me siento más lo que SOY. Eso, creo que voy siendo más yo. Si algo tuvo de aprendizaje este viaje fue de mí misma, conocerme, descubrirme, destaparme. Como diría Nacho, dejar que ese manantial profundo aflore. Entonces, redescubro mis potenciales y busco como ponerlas al servicio de otros, asumo mis debilidades y en ellas Dios me da fuerza.

Los primeros días lloré mucho, estaba muy asustada. Tenía miedo de que lo vivido quedara tan solo en el recuerdo, que no pudiera reconocer el llamado de Jesús y por tanto no poder seguirlo de la mejor manera. Hoy me siento más tranquila. Cuando miro atrás y tomo conciencia de lo que hice; cuando releo lo compartido a través de este blog... ahí veo que ya hay señales, que hay algunas certezas (de cosas que quiero y cosas que no quiero), que hay pistas de por donde caminar el tiempo que viene. El espacio comunitario, el estar disponible, el vivir entre los pobres, el desprenderse de las ataduras materiales, valorar los tiempos de encuentro... todo eso quiero que viva en mi vida.

Como decía Erik, de todo eso estuvo plagado este viaje. Nuestra casa en la toma en Neuquén, charlas con mate dulce ahí y en alguna casa vecina, las oraciones con las hermanas... Charlas y caminatas con Wilson, Edgardo, con los pobladores de El Caín, con los jóvenes de Concepción, con amigos en Santiago... Celebraciones en las que se pone la vida como la de Peñalolel y aquellas más íntimas como las de Río Branco... Conocer experiencias comunitarias en Pudahuel y en El Callao... La gratuidad con la que nos recibieron y abrieron las puertas y el corazón... El trabajo y compromiso de tantos en medio de la pobreza y el dolor... Y esto como muestra, porque hay mucho más para decir.

Me alegro cuando veo que en estos días ya hay cosas de éstas que van viviendo en mí. Cuando dejo de darle valor a algunas cosas y le doy valor a otras, cuando disfruto con una caminata solitaria, cuando saboreo los momentos de encuentro, cuando río a carcajadas por el sólo hecho de reír, cuando le huyo a los grandes lujos y me quedo en la sencillez... cuando algo de esto pasa sé que el viaje se hace carne en mi vida.

El año que se va ha sido un año maravilloso para mí. Soy feliz por haberme animado a recorrerlo, feliz por haberme desprendido de algunas cosas para llenarme de otras que me hacen ser más yo, feliz por lo vivido, lo aprendido, lo crecido. Seguirá siendo constante ese ejercicio de desprendimiento para ser cada día un poco más eso que SOY.