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En la última clase del curso de Cristianismo que estamos haciendo con Male, Mateo y otros amigos se nos invitaba a reflexionar sobre lo siguiente: Si yo hiciera la experiencia de mirar mi vida tal como quien observa una ciudad en el despegue de un avión, donde todo se hace más chico y se puede ver la totalidad de la vida, tal como la miraría Dios, ¿Qué vería? ¿Cambiaría? ¿Qué cosas cambiaría?
En este ejercicio de ver mi vida desde "arriba" y analizar los pasos ya dados pero sobre todo lo que estoy viviendo ahora, observar mi "ciudad" desde el aire se me hace difícil. Me resulta dificil ver si lo que realmente vivo es lo que Dios quiere que sea desde esa perspectiva.
Podría decir que Dios querría que me dedicara menos a mi mismo y más a los demás, que trabajara por cambiar la realidad de los más pobres, que dejara todo y lo siguiera fiel a su proyecto de la forma más desprendida posible, en fin una vida más jugada.
De alguna forma estoy, creo, caminando hacia ese lado. Pero lo que no puedo ver, lo que me es imposible imaginar es todo ese camino hecho sin Su mano junto a la mía. No puedo verlo desde "arriba" porque se que su mirada está a mi lado. Se que su anhelo más grande es, sobre todas las cosas, que yo sea feliz y no podría serlo si el me mira "desde lo alto".
3 comentarios:
Mirar nuestra vida desde arriba, como quien mira una ciudad desde el avión, sería ver nuestra vida como acabada, como que "ya está". Pero en esa dinámica de ser creación permanente de Dios, como también se nos decía en el curso, creo que estamos permanentemente "siendo".
Por eso siento, como vos, que Dios no nos mira desde lo alto, sino que nos acompaña en el camino. Y por eso, aunque no seamos aun todo eso que Dios nos invita a ser, podemos decir que estamos siendo lo que Dios quiere, porque el camino también es parte de su proyecto.
Una idea que me ayuda es pensar que Jesús está hoy abajo, incado, lavándome los pies, arrodillado sirviéndome. Pensamos que para encontrarlo hay que ir pa'rriba, elevarse, separarse, purificarse... pero en realidad hay que ir pa'bajo. Jesús está abajo... mio, de los demás, del mundo. Estoy en un barrio de una gran ciudad de nuestro Continente. La pobreza te rodea, te abraza, te asficia. Es una pobreza latinoamericana, están todas las nacionalidades y etnias viviendo en esquinas, entradas de edificios, árboles de las plazas. ¿Dónde está Jesús? Sin duda que abajo, padeciendo y al mismo tiempo lavando, sanado, levantando. Gracias por el Blog
Jesús está abajo, hincado, no incado... y la pobreza asfixia, no asficia...
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